26 octubre, 2012

DEJÉ MI PIEL EN LA ANACONDA FRÍA


Rosseau: La encantadora de serpientes



Dejé mi piel en la anaconda fría.
La víbora se enroscaba en mi corazón,
culebra dicha por ahorcados y demonios,
dulce reptil que despejaba la honestidad,
boa vestida de mujer, desnuda,
me enseñó que el amor
es el desvanecimiento de la idea. 


1 comentario:

  1. Anónimo1:44 p. m.

    precioso...
    vas mucho por latinoamérica????
    saludos latinos
    trébol

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