21 octubre, 2006
corazones extra large
Hace unas semanas se inauguró en Buenos Aires una exposición callejera de corazones...bajo el lema de una conocida fundación del estudio de la cardiología, la Plaza San Martín se vió repleta de latidos de colores, una fiesta de sístole y diástole que me recuerda aquella publicidad española en la que una muchacha paseaba con un corazón gigante por todas partes, sufriendo el escrache de algunos,la vergüenza de otros, demostrando que no son compatibles estos días con tener corazón...reivindico el que usar alma extra large vuelva a tener sentido, agito en la boca las palabras de Bach: "me inclino ante la inteligencia, pero sólo la bondad me hace poner de rodillas"... "que el corazón no se pase de moda", diría Sabina...
Estudiosos de la anatomía cardiaca o no, todos sabemos que el corazón que habita el tórax es el impulsor de la sangre. También deberíamos saber, y a veces se nos olvida, que el corazón que habita en el corazón que habita el tórax es el regulador de las válvulas de la vida.
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6 comentarios:
El corazon como idea poetica o concepto no pasara de moda.
Las sensaciones, los actos mas dulces y tiernos como asi tambien los mas osados estaran siempre presentes.
Gracias por tu visita y comentario.
Muy interasante tu perfil.
Hasta prontito.
Felicitaciones por el blog, canaria cosmopolita.
Medio que dejar un comentario resulta acojonante entre tu poesía y los comentarios de Peter, pero bueno, solo voy a decir que estás en deuda conmigo... A ver cuando te hacés una selección de poesías para alguna de mis revistas!!!
Beso grande,
DBV
Querido anónimo Damián: gracias por estar, mi querido samurai. Un abrazo muy grande!
"El corazón que habita en el corazón..." ¡Qué descripción más precisa, qué buena forma de distinguir el corazón del corazón!
Sin petulancia, sin pretensión, sin arrogancia, sin vanidad, sin suficiencia, diría que creo que yo lo se, diría que lo entiendo, diría que soy afortunado.
HERIDA ABIERTA
Cuando el día comience a terminar,
en la noche que se ilumine,
en la luz donde la sombra sea pasado,
en cualquier lugar del tiempo
en el que el tiempo me alcance,
volverá esta herida a desvelarse.
La misma herida otra vez.
Y como por la boca el pez,
moriré yo por la sangre que digo.
A cada latido, a cada impulso,
a cada golpe del aire respirado,
iré inundando lo que no veo,
lo que veo y lo que no se ve.
Lo anegaré todo con el olor dulzón
que los estertores de mí mismo
devolverán, en convulsiones, al aire.
Me iré poco a poco deshaciendo,
sin que la cicatriz del olvido
se instale en lo que soy
para evitar este pausado ir muriendo.
Y de esta hemofilia letal,
de este deseo de la necesidad
de irme muriendo para vivir,
de esta herida abierta para siempre,
asomará mi sentido, emergerá mi ser,
brotará mi raíz, florecerá mi pecado,
emanará mi espíritu, surgirá mi fe
y saldrá mi yo de mis adentros.
De esta herida abierta para siempre
nace la vida que yo voy sangrando.
Corte profundo y generoso
que me va atravesando la existencia.
Igual que el sol atraviesa el cielo
iluminando el día para, después,
ir dejándolo morir.
Rafael
14 de Marzo de 2006
Gracias por este poema que sabe de las heridas y el latido que modulan las vibraciones de la vida, su chispa de pronto, su paseo por el insondable. Hermosos los hombres que son contados por las estrellas y latidos por su propio corazón!. Gracias, poeta.
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