16 octubre, 2006

LA CIUDAD AMARILLA

















POEMA

Repetir incansablemente
el poema
la palabra
repetir sin cansancio
la palabra
hasta que dentro de uno
ella tiene su propio sonido
ella tiene su color
la levedad de una lágrima
que estalla contra el suelo
ella tiene
el ruido que hacen las pesadillas
el temor al tránsito
de todo lo invisible

Qué linda la palabra
ella sabe dónde
acaba lo palpable
ella sabe la línea que une
el pulmón al aire
el átomo al planeta
tu boca
a mis ojos esta tarde
fijos mínimos
como dos gotas negras

Repetir incansablemente
la palabra
que se queje sola
adentro
que se quede
sola
la palabra
esa sucia semicorchea
el centro la partitura
que es siempre uno mismo

me pregunto qué soy
qué suena
qué necesito ahora
qué es de verdad imprescindible
el contenido de la vida
o vivir
el poema
la palabra
moviéndose
en tus labios
dentro de tu boca
huele a tabaco negro
tu boca sabe como las persianas
como los cajones llenos de papeles
como la colonia vieja

pero
repetir incansablemente
la palabra
acaso predecir la próxima
la palabra
como si fuera posible predecir
la agonía de ese fondo
la quebrada de esa hondura

el momento trágico
al despertarme del sueño
quedarme quieta en la vía
frente a los trenes quieta
entonces el chirrido
la semicorchea
suena
la palabra
pero ya no tiene
la misma suerte
ni el mismo vestido
precipitadamente se orina
y te juro que la repito
dentro
alcanza a sonar
inútil como un retrato
se mueve la mastico
y sabe como tu boca
la palabra

pero
cuando quiero nombrarla
saberla en lo inmóvil
esperarla en los trenes
sacudirla en las plazas
alzarla debajo de la ropa
guardármela en las braguitas
como un océano
tenderla en el ocaso
reírme de ella
echártela en cara
gastarla en tus solapas
odiarla olvidarla
traerla de nuevo
como a un hijo
entonces
ella
la palabra
siempre
desaparece

Del libro La poesía que viene, Salamanca (España), 1999

1 comentario:

Anónimo dijo...

Felicidades por el blog, canaria!