08 abril, 2007

el deseo en su lugar

El deseo es una esquina del cuerpo

ella no puede dejar de pasar por allí una y otra vez
regocijando el vacío que transcurre entre ese recorrido y todo lo demás

Lo que la separa de ese acceso
la obliga a retomar infinitamente
la elipse de lo que se cuenta a sí misma
un nudo de contradicciones

imposible no acceder

Así en la vida como en el poema el límite alarga el apetito

9 comentarios:

Sonia Betancort dijo...

querida Makkafu! No sé si recuerdas unas letras parecidas a estas, escritas en tu blog la mañana en que te descubrí! un abrazo

Anónimo dijo...

Amo a la frenética mujer sardina. No sin viril asombro descubro maravillosas líneas en tu isla. No menos maravillosas se presentan las fotografías que ofrecen al mundo tu belleza acuática. Hay electricidad en Salamanca y yo sin conocerla ... Nos vemos a la hora azul del búho. Amo a la bruja de este cuento.

Borona

Álex Chico dijo...

De isla a isla.Da gusto comenzar así un comentario. Espero que sea duradero, en la palabra y en la amistad. Y que la distancia sea incapaz de someternos al naufragio. Un abrazo.

Sonia Betancort dijo...

Gracias, Borona Y Alex, ha sido genial descubrir vuestra buena literatura. Un abrazo

>> rhodes >> dijo...

Que lindo. El deseo está ahí. En un rincón. Es un pedacito de cielo que nunca nadie antes vio. Ya puse el link en mi espacio, y me voy a dedicar a leer su blog por las noches. Me encantó.
gracias!

>> rhodes >> dijo...

Entonces, seguramente, tus palabras luego de la visita, resonarán en mi cabeza como truenos lejanos. Como una rima que no alcanzo a entender. Y ese pedazo de cielo virgen, antes ocupado por sueños de brillantes estrellas hoy no se verá.
Es temprano y el leve pero incensante golpeteo gris no me ha dejado dormir todo lo que he querido. Ojalá despeje.

Sonia Betancort dijo...

gracias rhodes, sigamos apuntando horas al desvelo de escribir. Un abrazo

Aída Acosta dijo...

El deseo, los espacios, la distancia... una conjugación de límites. A veces una contradicción, un abismo...
Hoy el deseo tiene nombre y está lejos...

La Gata Insomne dijo...

Tan cierto que los límites alargan los apetitos!!! y una vez saciados comienza otra vez el juego, pero sin hambre no hay deseo ni juego