“Hoy viene a ser como la cuarta vez que espero
desde que sé que no vendrás más nunca”.
Silvio Rodríguez, Mariposas
Vine a esperarte al lugar al que no vendrás. Los otros asemejan figuritas de plástico dispuestas para el juego. Yo consiento y aplaudo la partida, lloro como un animal extraviado, a punto de rozar con las patas la pieza que ha de lanzar contra el suelo todos los blancos y negros de un enorme dominó. También hay una puerta. En esta espera hay una puerta que entra en mí, evocando un umbral pasado, en el que había un mundo en el que yo te esperaba y al que tú venías. Aquella casa vieja.
Pero hoy no vendrás. No estás. No puedes dejar de no estar. Caminas por mi dolor con una gorra gastada, como quien trae una infancia de algún lugar donde la infancia no puede ser narrada. Si tú supieras esperarme en la infancia de esta espera mía a la que no vendrás... Me pregunto qué esperarás tú de lo que ya no esperas de mí. Me pregunto que espero yo de lo que ya no espero, en este esperarte todavía, en el que algo se muere.
Espero. Espero. Espero. Sube la temperatura. El esperar se abrasa y el mundo revela su detalle. El esperar se me pega a los zapatos, chicloso, derretido por su llama que no termina de prender, que enardece y desespera como el extremo más insoportable del verano. Me acostumbro a arañar ese calor constante, las paredes de un abismo que se alcoba y que me invita a dormir inmolada durante años.
De pronto llego a arder en mi espera, el juego de dominó se va esfumando en el incendio y las figuritas van dando lugar a una habitación bochornosa por la que pasan cientos de gatos aullando. La habitación aullada da vueltas sobre sí misma hasta desvanecerse y volcarme en otro cuerpo donde el odio que estaba ardiendo provoca en el centro del dolor un agua pura. Así el amor, por los siglos de los siglos, se renueva en su epitafio llovido.
Con el agua que cae, me doy cuenta de que el que espero se va trasladando de mi esperanza. Ya no es él. El esperar es ahora este estar en la lluvia de una ciudad que al aplicar el zoom revela mi pecho, y en él una isla que es mi corazón. La espera me va recuperando y me devuelve al mundo como un niño perdido que corriera a los brazos de su madre, inocente, sin expectativas.
Ahora sé que el amor va hacia lo que ama alejándose de lo que espera.
Ahora por fin sé que no vendrás, que nunca más vendrás a mi espera.
34 comentarios:
Tu texto, más allá del formato, es de una lírica pasmosa. Un poema narrado, podría decirse.
me gustó mucho, Sonia.
Gracias, Raúl. Un abrazo fuerte!
Gracias por tu visita y por tus palabras, amiga Sonia.
Gracias a tí, me encantó visitarte. Un abrazo
Así de trágica es la espera. Con todos esos momentos fatídicos hasta que muere la expectativa.
Gracias y un beso
Gracias, canaria. Cierto que en la espera hay tal vez el disfraz de una exigencia, o al menos de una espectativa, verdad? Un abrazo
Es una palabra con dos caras. La de la desESPERAción, y la de la ESPERAnza.
No me importa esperar cuando tengo la esperanza de que algo bueno va a pasarme. ¿acaso alguien no vive así?
Aplausos.
Gracias por escribir así.
me gustó este relato, la espera es lo más difícil que hay entre dos seres.. y viene con ella la desesperanza muchas veces y la tristeza cuando al que uno espera no llega...
un beso
Gracias, meadow, en lo que está por venir hay una espera agigantada, con miles de esperas chiquititas en su interior. Un abrazo y gracias por estar por aquí
Gracias, ceteris. Gracias por estar.
Gracias, Mihxa, un abrazo fuerte. en toda espera hay también la posibilidad de jugar a no esperar nada, como cuando éramos niños y no había expectativa, o esta era del tamaño de nuestra realidad más soñada.
Es la primera vez que llego, realmente no sé de que forma, y me he quedado atónito de tanta buena literatura.
El texto es de una calidad poética más que excelente, me atrevo a calificarlo con sublime. Todo es medido, como ese eterno tiempo que encierra a la espera y que, en el lento discurrir, la quiebra.
Sinceramente, es lo mejor que he leído, sin lugar a dudas, en el día.
Un cordial saludo
PS: Si no te molesta, te dejaré enlazada
Tu forma de escribir fluida inteligente y original atrapa. Me dejaste lleno de belleza encerrado en una espera que se convirtió en pasión. Un saludo!
Gracias, Noray, muchas gracias, te visitaré. Un abrazo
Gracias moderato, gracias por tus palabras, pasaré a ver tu web. Un abrazo
Un hermoso fragmento poético.
Una espera triste y vital.
Todos hemos esperado así alguna vez.
Un beso.
Soledad.
Gracias, Soledad, Qué bueno saber de tí. Un abrazo
un texto excelente Sonia...
besos.
Gracias, Juan, un abrazo fuerte.
Aunque no siempre te escribo, suelo visitarte con frecuencia porque da gusto leer tus obras. Moderato destaca la fluidez que tienes, y sí, creo que es envidiable. Y también la forma en que juegas en este texto con las repeticiones, porque la prosa no pierde en ningún momento la musicalidad. Un abrazo. Seguiré por aquí.
Gracias, Diego, por tus palabras y por tus silencios cada vez que pasas por aquí.
Lo malo de esperar es equivocarse en el quién o en el dónde....
Saludos
Sí, hombrepez, sobre todo en el quién, verdad?, el lugar es remediable. Un abrazo
La prosa se sentó en el trono de la poesía.
Felicidades. Me encantó.
Un abrazo.
Gracias, jardinero, un beso timburtoniano.
Como ya dijera alguien, la lentitud es belleza, la paciencia de las cosas que se demoran tan sólo realzan su intensidad.
Abrazos
Un texto que nos cuenta de esa espera tan larga como regresar en la memoria a la infancia, bella y profunda, encontrarte es un placer.
Saludos
Walserillo, así es en la espera, y tal vez más aún en el deseo, la lentitud multiplica su estatura. Un abrazo
Gracias, Rosario. Un gusto que estés aquí. Un abrazo
Sonia muy hermoso me gustó mucho tu escritura, un beso
El final me entrsiteció pero muy bueno cerrado
Gracias, Mixha, a mí el final también me entristece, y de alguna manera me salva. Un abrazo
Tremendo relato, saludos. Isabel
Gracias, Isabel!!!! Muchos besos
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