COMO UNA PLUMA
“Pide bueyes que le arranquen el corazón
mientras revuelve los infiernos”.
“(..)Tristumbre”.
Juan Gelman
Infierno:
diálogo de la conciencia
tristumbre
calles de mentira
que
además
no van a ningún puerto
taxis-abeja
que nos dejan
como en una letanía
miedo que abraza el miedo
de otro miedo mayor
perros ladrando adentro
columpios rotos de un lado
sentirse perdido roto
de un lado
otra baja de amor
tú que no llegabas
y ahora
si te vas
romperé todas las puertas
la casa donde no quisimos estar
aquel inconfesable
que nos humilla
lo inevitable
cruel
como la jaula de un pájaro
lo que no me atrevo a decir
la decepción que callo
los ojos de un niño
apoyados en la muerte
la desconfianza
la inseguridad
a borbotones
papá destruido lloraba
de camino hacia la playa
todos los grifos de la mala suerte
abiertos a un ritmo imparable
la inconsistencia de un futuro
derramado en semillas
el viejo que pide perdón
por este mundo habernos dejado
mundo
sin ninguna garantía
todos los despertadores
chirriando al mismo tiempo
el peligro a ambos lados de mi mano
la compañía que robustece mi soledad
la palabra gente
dormida
la gente confundiendo
televisión con astros
rota la unidad
una broma
pensar que tiene que ser una broma
porque tanta sombra es imposible
la palabra esclavizada
la distancia
la cama que compartimos
con nausea
el asco
aquella crueldad con que mamá
nos dibujó
la primera mano sobre la cara
el ogro
el odio que es uno mismo
el suicidio
el deseo de matar
boicotear
al ser querido
el sueño
en el que nos persiguen
y no podemos correr
la huída
la desvalentía
el coágulo de sangre
en mitad de la calle blanca
los ismos
la crítica
los hospitales
el hambre
los homenajes
la extinción
el fracaso
la bolsa de este cuerpo
el infierno
se enciende y se apaga
aquí
su ritmo parece imposible
se eleva y cae
como una pluma.
Salamanca, 7 de octubre de 2001
(Para el libro Paisajes del infierno)
2 comentarios:
Este poema es de los que yo clasifico de varias lecturas. Conforme más se lee más gusta, porque tiene muchas caras. No sé cómo explicarlo.
C.A. Makkkafu.
gracias, dulce poesía sin azúcar, a mí tambièn em gustaría conocer tus libros.
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